PEGIRO devuelve la seguridad a los vecinos del Edificio Mónaco

La empresa de rehabilitación se ha encargado de los trabajos de reconstrucción tras el derrumbe de cuatro balcones en 2016.

Los vecinos del edificio Mónaco, situado en La Manga, podrán tras dos largos años volver por fin a sus casas. El pasado jueves la empresa Pegiro, centrada en la restauración y remodelación de edificios, entregó a la presidenta de la comunidad, María Domene Cruz, las llaves de sus hogares tras el arreglo de los balcones que se descolgaron durante la Nochevieja de 2016 y la mejora y reforma de todo el edificio.

Tras el desalojo del inmueble, y la búsqueda de Pegiro como empresa encargada del proyecto bajo la dirección del arquitecto Fulgencio Avilés Inglés, se adoptaron medidas urgentes para desmontar las zonas afectadas y se apuntaló toda la estructura dañada, que según el informe previo contaba con una fatiga provocada por la corrosión en las armaduras.

Los trabajos realizados se centraron de forma primordial en el saneado de las armaduras de acero, su pasivación y reposición de hormigones con morteros epoxi, su impermeabilización y la aplicación de un revestimiento final. Además, para asegurar el resto del edificio, durante la segunda y tercera fase del proyecto la compañía reforzó todos los balcones y realizó una prueba de carga ‘in situ’ para comprobar la seguridad de la zona, que respondió de forma positiva a la solución empleada. Por último, se rehabilitó la estructura de hormigón en aquellas zonas afectadas por el ambiente marino, -especialmente agresivo en La Manga- y se impermeabilizaron todos los balcones para proteger las armaduras de las losas de hormigón. La inversión realizada, por un valor de 952.600 euros, fue sufragada entre la comunidad de vecinos y los fondos regionales para conservación de viviendas y mejora de accesos y estructuras, que aportó un total de 450.112 euros.

El proceso se ha centrado en el saneamiento de la armadura de acero El proyecto ha estado a cargo del arquitecto Fulgencio Avilés

Gracias a todo el proceso, Pegiro devolvió a estos 300 vecinos la posibilidad de disfrutar de nuevo de su vivienda en la zona costera más conocida de la Región, bajo la convicción de que esta vez podrán vivir en su hogar sin miedo a que se derrumbe.

Con 25 años en el campo de la restauración y rehabilitación de edificios, Pegiro se ha consolidado como un referente en la Región. Situada en Balsicas, la compañía destaca por intentar dar a los edificios una nueva luz que les permita soportar los envites del tiempo, tanto en el exterior como en el interior. «Intentamos conseguir que los edificios, aunque tengan 100 años, cumplan con los requisitos técnicos relativos a aislamiento acústico, térmico y resistencia estructural que hoy se exigen a los de nueva creación», señalan desde la dirección. De entre todos sus valores, la profesionalización, la especialización y la calidad han sido desde el principio los más destacados. Desde su constitución, Pegiro ha mantenido como objetivo la creación y formación de un equipo multidisciplinar de grandes profesionales en plantilla que están siempre informados sobre las últimas novedades del sector y que cuentan con una gran capacidad de innovación y trabajo en equipo. «Tenemos grandes técnicos especializados que constituyen un importante equipo humano al servicio de nuestros clientes. Gracias a sus conocimientos pueden satisfacer las necesidades que estos requieren», indican.

Muestra de su buen hacer es su presencia en la restauración de los principales edificios de la Región de Murcia. En la actualidad se encuentra trabajando en la reparación de cubiertas en la Iglesia de Santo Domingo, en la Iglesia del Niño de Yecla, la Iglesia de San Pedro del Pinatar y en edificios públicos protegidos como el Molino del Monte Sacro en Cartagena, el Molino del Amor en Murcia y en otros de carácter privado.

A largo plazo, esta compañía murciana busca seguir consolidando su posición en el mercado y «ayudar a empresas y particulares a conseguir que sus estructuras, fachadas y edificios se mantengan imperturbables pese al paso del tiempo», señalan.

Fuente: LaVerdad